La primera vez que sentí que el arte me eligió a mí

Tenía 16 años.

La Casa de la Cultura en Querétaro olía a madera vieja, a papel húmedo, y a sueños sin forma todavía.

No tenía recursos, ni materiales costosos. Pero algo dentro de mí ardía con fuerza. Una sed por pintar, por aprender, por entender el lenguaje del color y la luz.

Fue ahí donde sentí, por primera vez, que el arte no era solo algo que yo quería hacer. Era algo que me estaba buscando. Me estaba llamando.

Ese momento encendió una chispa que no se ha apagado. He crecido, he cambiado, he dudado muchas veces… pero ese fuego inicial sigue dentro de mí.

A veces, los caminos más sinceros comienzan sin plan, sin lógica, solo con un impulso que no puedes ignorar.

¿Tú recuerdas ese momento donde algo despertó tu alma?